El dolor miofascial es un trastorno de dolor regional caracterizado por músculos hipersensibles, localizados mas frecuentemente en cuello, hombros y espalda. El dolor generalmente se asocia con puntos gatillo en los músculos. Estos puntos irradian dolor al área afectada cuando se les aplica presión, y a veces espontáneamente sin presión. Es muy común y puede provocar una discapacidad significativa.
A menudo se asocia con ansiedad, mala postura, lesiones por esfuerzo repetitivo, privación del
sueño y lesiones traumáticas. Los músculos duelen porque están constantemente activos sin
descanso. A medida que esto continúa, los músculos se tensan y se ponen rígidos, lo que empeora el dolor. Si este ciclo no se rompe, el dolor continúa empeorando hasta que las actividades normales sean extremadamente difíciles.
Tras un proceso lesivo (trauma, inflamación, isquemia, etc.), se produce una respuesta inflamatoria que provoca la liberación de neuropéptidos y la aparición de células inflamatorias. Los neuropéptidos excitan las fibras nerviosas sensitivas y simpáticas y se producen mediadores químicos neurovasoactivos que actúan provocando fenómenos isquémicos y sensibilizando a los nociceptores. Este fenómeno es conocido con el nombre de sensibilización periférica y provoca el espasmo muscular.
• Inicio repentino.
• Dolor en un patrón distribuido.
• Disminución del rango de movimiento articular con mayor sensibilidad al estiramiento.
• Debilidad muscular debido al dolor sin atrofia muscular.
• Palpación del sitio doloroso que resulta en una reproducción del dolor característico.
• Una banda muscular palpable con una respuesta de contracción local.
El Dr. Martín Estévez realizará una completa historia clínica. Mediante un minucioso examen físico evaluará la localización de los puntos gatillo y la respuesta local de la banda muscular tensa. Estos músculos pueden mostrar patrones alterados por incremento de fatiga de la fibra muscular, rigidez, debilidad subjetiva, dolor al movimiento y ligera disminución del rango de movilidad. Además generan dolor cuando se someten a estiramientos, obligando al paciente a adoptar posturas que eviten tales maniobras y a mantener contracciones
musculares que condicionan mayor restricción del movimiento.
La RX y RMN no aportan datos significativos. La ecografía revela áreas espasmódicas al estimular el punto gatillo. El electromiograma (EMG) pone de manifiesto el incremento de la actividad eléctrica espontánea en los puntos gatillo (trigger points).
Generalmente no hay déficits neurológicos ni alteraciones en las pruebas de laboratorio hematológicas, bioquímicas o urinarias, salvo que existan enfermedades concomitantes como alteraciones nutricionales o metabólicas.
El síndrome de dolor miofascial a menudo se puede tratar con fisioterapia centrada en el masaje y el estiramiento y fortalecimiento progresivos. Medicamentos simples como antiinflamatorios no esteroideos son evitados o limitados por sus efectos adversos. Durante años se indicó la aplicación de calor y cremas antiinflamatorias locales, lamentablemente la capacidad de penetración de estas es muy limitada, logrando poco alivio.
Actualmnete existen terapias regenerativas que han demostrado mayor efectividad en menor tiempo y evitan las complicaciones de los medicamentos via oral. Las Inyecciones perineurales subcutáneas (IPS) en puntos gatillo son muy útiles para el alivio inmediato del dolor y la tensión muscular. Además, la aplicación de Plasma rico en plaquetas es utilizado para regenerar tejido con alivio de los síntomas a largo plazo.