La tendinitis del tendón de Aquiles es una afección muy común que causa dolor detrás del tobillo. El tendón de Aquiles es el tendón que conecta los músculos de la pantorrilla con el talón y nos permite correr y saltar. Es el tendón más grande del cuerpo, y a menudo tiene que soportar cargas de hasta varias veces el peso corporal. A menudo afecta a adultos jóvenes que son muy activos, pero puede afectar a personas mayores que aumentan repentinamente su actividad.
En general la causa es la sobrecarga repetitiva (ejercicios en exceso) del tendón de Aquiles que se desarrollan durante un período de tiempo, causando degeneración (daño) e inflamación del tendón.
Por lo general, se debe a una mayor actividad física sin una flexibilidad muscular adecuada de la pantorrilla (sin acondicionar adecuadamente los músculos gemelos) o un tiempo de recuperación inadecuado (poco descanso entre ejercicios).
Cuando avanza y empeora la lesión los cambios histológicos iniciales, de tipo inflamatorio, desaparecen dando lugar a cambios de tipo degerativo: lesión de la fibra de colágeno, hipercelularidad, aumento de vasos sanguíneos, infiltración grasa, signos de hipoxia. El termino correcto para denominar la lesión en esta situación es tendinosis (reservamos tendinitis para el estado inflamatorio agudo).
• Dolor en el área correspondiente al tendón de Aquiles
• Hinchazón y / o engrosamiento del tendón de Aquiles.
• Dolor que empeora con la actividad o al día siguiente.
• El dolor mejora con el descanso.
• Fractura.
• Espolón óseo.
• Contractura muscular.
El Dr. Martín Estévez le preguntará acerca de las características de su dolor, factores desencadenantes y practicará una delicada exploración física. También solicitará una radiografía para buscar lesiones óseas asociadas y una resonancia magnética nuclear (RMN) para evaluar la extensión de la lesión.
• El primer paso en el tratamiento es la modificación de la actividad.
• Es importante disminuir los entrenamientos y la velocidad al caminar para aminorar el estrés en el tendón de Aquiles.
• Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos pueden ser útiles para disminuir el dolor asociado con la inflamación, aunque
no deben tomarse durante más de una semana, dado que bloquean el flujo de células reparadoras y limitan su trabajo.
• Las técnicas regenerativas como Proloterapia y la aplicación de Factores de crecimiento o Plasma rico en plaquetas (PRP) son
altamente efectivas y demostraron su capacidad de cicatrización de tejidos con alivio rápido del dolor.
• Es importante elaborar un ajustado plan de entrenamiento kinesiológico.
• En situaciones de intenso dolor e inflamación es adecuado el uso transitorio (algunos días) de muletas para impedir el apoyo
plantar y bota walker para limitar movimientos de flexión y extensión del tobillo.