La luxación es la pérdida de contacto entre las superficies óseas de una articulación. La luxación de hombro o glenohumeral (entre la cabeza humeral y la cavidad glenoidea del omóplato) es la más frecuente de las luxaciones, aproximadamente 50% del total de las luxaciones.
El 95% de las luxaciones glenohumerales son de tipo anterior y de ellas, la mayor
parte (entre el 50-70%), se presenta en pacientes menores de 30 años y afecta con mayor frecuencia a hombres. Cuando se
producen episodios de luxación del hombro repetidos, provocan inestabilidad crónica que denominamos luxación recidivante del hombro.
La discrepancia de tamaño y forma entre la cavidad glenoidea y la cabeza humeral (asemejando una bola de golf a su stich) otorga a la articulación un gran rango de movilidad, pero le confiere además una especial vulnerabilidad a la luxación. Para evitarlo existen cápsula, ligamentos y lábrum.
Los episodios traumáticos que lesionen el rodete glenoideo, la cápsula o los ligamentos pueden desencadenar la inestabilidad unidireccional. En pacientes hiperlaxos (congénitos o de carácter adquirido) la movilidad es mayor que la media y la inestabilidad suele ser multidireccional.
Clínicamente, el paciente con el hombro luxado resiste hasta el más mínimo intento de movilidad pasiva y la abducción activa del brazo, observándose asimetría y deformidad en el hombro: el acromion se hace prominente y la cabeza humeral puede palparse anteriormente, en el caso de las luxaciones.
Luxación aguda: dolor, impotencia funcional y deformidad del hombro.
Luxación recidivante: episodios repetidos de luxación o subluxación y con sensación de aprehensión al realizar “gestos luxantes” (maniobras de lanzamiento).
La inestabilidad multidireccional suele tratarse con fisioterapia y ejercicios de refuerzo muscular.
En el caso de que la inestabilidad sea recurrente, sobre todo las de carácter traumático, se suele requerir cirugía, con innumerables técnicas descritas, pero básicamente resumidas en:
• “Reparar” las estructuras desgarradas como por ejemplo anclajes para reparación del lábrum.
• “Retensar” las estructuras laxas como la cápsula articular.
• “Reforzar” con ligamentos artificiales o “topes óseos” en otros casos.
En todos los casos la aplicación de Factores de crecimiento o Plasma rico en plaquetas (PRP) ayuda a la cicatrización de las diversas estructuras afectadas, reparadas o reforzadas en la cirugía.