La columna está formada por un grupo de huesos apilados llamados vértebras. Las vértebras están separadas por discos gelatinosos planos que proporcionan amortiguación entre los huesos. Los discos están hechos de una capa externa resistente, llamado anillo fibroso (imagen color celeste), y un centro de consistencia gelatinosa, llamado núcleo pulposo (imagen color azul).
Con el tiempo, el disco comienza a deteriorarse, generalmente deshidratándose (secándose) y encogiéndose. Cuando esto sucede, la pared externa del disco puede debilitarse y desgarrarse causando lo que
denominamos extrusión del material del núcleo pulposo o hernia de disco. Esta situación permite que el material que escapó comprima e irrite los nervios espinales muy sensibles, lo que provoca dolor.
Es mas frecuente en la columna lumbar (columna baja) y en la columna cervical (área del cuello).
Un disco abultado (protusión) ocurre cuando la capa externa permanece intacta pero sobresale hacia afuera, presionando contra los nervios. Junto con la hernia de disco lumbar conforman las causas más comunes de dolor en la región lumbar, principalmente porque la parte baja de la espalda soporta la mayor cantidad del peso del cuerpo.
Los síntomas de hernia de disco varían ampliamente según la gravedad, la ubicación en la columna y la tolerancia del paciente al dolor. Algunos pacientes no experimentan dolor si el disco herniado no presiona un nervio. Para otros, los síntomas incluyen:
• Dolor que empeora al levantar, agacharse, pararse o sentarse.
• Debilidad muscular en las piernas.
• Inestabilidad o tropiezo al caminar.
• Entumecimiento u hormigueo en las piernas.
• Pérdida de la función intestinal o vesical.
• Espasmo de los músculos de la espalda.
Por lo general, un solo incidente o lesión conduce a una hernia de disco o ruptura. A medida que envejecemos, los discos de nuestra columna pierden elasticidad y agua (se deshidratan), lo que puede provocar una ruptura del anillo fibroso, a menudo por un simple giro de la columna u otra tensión menor. Por lo general, un disco herniado está precedido por un largo período de dolor lumbar. Además, lo siguiente puede contribuir a los discos herniados:
• Actividad extenuante repetitiva.
• Fumar, que puede conducir a la arterioscelorosis (endurecimiento de las arterias).
• Levantar objetos pesados incorrectamente inclinando la cintura en lugar de flexionar las rodillas.
• Historia familiar.
• Llevar un peso corporal excesivo, lo que tensa la zona lumbar y sus discos.
El Dr. Martín Estévez mediante exploración física exhaustiva, con especial atención en los antecedentes médicos, evaluará la presencia de dolor irradiado en el miembro inferior y en el área de distribución de la raíz nerviosa. Mediante maniobras semiológicas se buscará déficits neurológicos como entumecimiento, debilidad y reflejos alterados.
Los estudios de imagen serán solicitados, sirven para confirmar el diagnóstico de hernia de disco. Las radiografías no son el medio de imagen elegido porque los tejidos blandos (p. ej., discos, nervios) son difíciles de capturar con esta tecnología. Sin embargo, pueden usarse como una herramienta inicial para descartar otros trastornos como una fractura u otro proceso óseo. La confirmación de la sospecha de hernia de disco generalmente se logra con:
Imagen de resonancia magnética nuclear (RMN): esta tecnología revela la médula espinal, el tejido blando y los nervios circundantes. Ademas evalúa el estado óseo de la vértebra y su relación con el disco.
Estudios de conducción nerviosa y electromiograma (EMG): estos estudios utilizan impulsos eléctricos para medir el grado de daño al nervio causado por la compresión de una hernia de disco y pueden descartar otras afecciones que causan lesión al tejido nervioso.
Tratamiento no quirúrgico
La mayoría de los pacientes con hernia de disco no requieren cirugía y la condición se resuelve mediante medidas conservadoras. Un tratamiento profesional, adecuado y duradero será diseñado para reducir la irritación del nervio y aliviar el dolor. Los siguientes ìtems serán desarrollados en detalle durante su cita:
• Terapia física.
• Esquema de ejercicio en el hogar adaptado a sus posibilidades.
• Control de peso.
• Limitación de medicamentos para el dolor, incluidos los medicamentos no esteroideos y antiinflamatorios (AINE).
• Uso racional de relajantes musculares.
• Inyecciones de esteroides o “bloqueos nerviosos”.
• Terapias regenerativas mediante Inyecciones perineurales subcutáneas (IPS).
• Recientemente ocupa un lugar privilegiado la utilización de Plasma rico en plaquetas, realizado sin dolor en ambiente estéril de
quirófano, bajo control radioscópico. Procedimiento ambulatorio que brinda respuesta inmediata y muy satisfactoria para el
tratamiento de discopatías (hernias de disco y protusiones), y atrosis facetaria.