La bursitis de codo es la inflamación de la bursa del codo. Las bursas son bolsas de deslizamiento que se encuentran en todas las articulaciones, contienen liquido sinovial y evitan la fricción entre un hueso y un tendón
La piel que cubre la región posterior de codo en ciertas ocaciones se reseca, dando lugar a la formación de muy pequeñas fisuras o escoriaciones que por la fricción o el rascado permiten el ingreso de agentes bacterianos de la flora habitual de la piel. También el estrés repetitivo sobre el codo (por ej. cuando el conductor de un vehículo apoya el codo sobre la ventanilla) o un impacto directo son las principales causas de la patología traumática.
Por otro lado se ha descripto que existe una relación entre los procesos como la artritis reumatoide, gota, condrocalcinosis o enfermedades por depósito de cristales de hidroxiapatita y la bursitis oleocraniana.
Los principales síntomas son inflamación, dolor y enrojecimiento del codo en su región posterior. En ausencia de infección y tratándose solo de una bursa olecraniana distendida puede ser indolora.
Mediante un examen físico donde se evaluará la consistencia de la lesión, temperatura, dolor, arcos de movilidad, etc. Además serán solicitados estudios de imágenes y de laboratorio.
En primera instancia, durante el perído agudo, se intentará disminuir la inflamación mediante aplicación de hielo (aislado con una toalla) y antiinflamatorios. En algunas circunstancias será necesario realizar una aspiración y colocación de corticoide. Si se trata de bursitis séptica se drena y suministra antibióticos. Ocasionalmente, en casos refractarios, es necesario operar.
En determinados casos de bursitis no complicadas pero rebeldes a los tratamientos habituales puede utilizarse la técnica de aplicación de Factores de crecimiento o plasma rico en Plaquetas (PRP), de forma ambulatoria.